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La obra de Jan Freudenberg devela lo que tendemos a
pasar por alto y nos invita a reevaluar la manera como contemplamos el mundo que nos rodea.


“El poder fluir libremente entre los mundos sin tener que decantarme por uno solo me permite mantener viva la capacidad de asombro”

Cuando sale por las calles con su cámara, busca aquellos instantes de la vida diaria que no vemos precisamente por su aparente banalidad. Pero la espontaneidad de las escenas captura la esencia humana en su forma más sincera y revela más sobre nosotros que cualquier declaración de intención.


En su serie llamada Deslgual, Jan Freudenberg compara realidades contrastantes y explora la relación entre las culturas, invitándonos a reflexionar sobre mucho de lo que damos por sentado.


Su serie Obras Concretas revela que las paredes urbanas, más que contornear la ciudad, la dotan de personalidad. Ahí donde vemos muros feos o deteriorados, Freudenberg encuentra lo contrario: belleza y harmonía. Sus encuadres,
al ser descontextualizados, se transforman “milagrosamente” en obras de arte abstracto.


Resumiendo, se puede decir que Jan Freudenberg encuentra inspiración en los momentos o cosas que la mayoría de las personas ignoran o tratan de evitar y honra los temas más subestimados, proponiendo así nuevos modos de relacionarnos con el mundo.

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